Hay personas más susceptibles a ciertos químicos.


Escrito para Fitness por Ana Cecilia Becerril

El cloro (Tricloro en polvo con una concentración de 91%), es el agente utilizado para sanitizar el agua de la alberca, eliminando elementos orgánicos como sudor, orina, cosméticos, bronceadores, microorganismos y demás elementos no deseados en el agua de una alberca.

El pH es una escala de 0 a 14, que indica el nivel de acidez o alcalinidad que tiene el agua, siendo el siete el punto neutro. Los niveles altos y bajos de pH ocasionan irritaciones en ojos, piel, corrosión en metales, manchas en el yeso, turbidez en el agua, etc.

Los productos ayudan a proteger la alberca de los gérmenes y las algas que pudieran formarse en la superficie del agua. Los productos químicos desinfectan el agua y también la mantienen limpia.

Las albercas con exceso de cloro producen irritación en los ojos y pueden ser vehículo de transferencia de infecciones oculares.

El cloro empleado en la limpieza de piscinas podría estar relacionado con la aparición de asma en los niños, según un estudio publicado por el "British Medical Journal". De acuerdo con la investigación, el contacto de la tricloramina, una sustancia altamente concentrada en el cloro y que se inhala muy fácilmente, con materias orgánicas como la orina y el sudor, podría dar lugar a la aparición de asma.

Los responsables de la investigación comprobaron que una asistencia regular a la piscina estaba significativamente relacionada con la destrucción de las barreras que protegen la parte de los pulmones implicada en el desarrollo del asma, lo que hacía a los niños más vulnerables. Además, constataron que el deterioro de estas barreras aumentaba significativamente después de pasar una hora en la orilla de una piscina con cloro y el daño era mayor, cuanto más pequeños eran los niños.

También confirmaron que los efectos nocivos del cloro se incrementaban cuando los niños habían acudido con más frecuencia a nadar. En este sentido, los expertos afirman que, si bien nadar es un deporte en general aconsejable para los asmáticos, porque el aire húmedo y caliente de las piscinas compensa los efectos del ejercicio, no es recomendable cuando el aire está contaminado de toxinas. En cualquier caso, los autores del estudio añaden que los niveles de tricloramina pueden variar considerablemente de unas piscinas a otras, dependiendo de la higiene de los usuarios o de si la zona está bien ventilada.

Estudios realizados al respecto parecen indicar que el cloro, las soluciones de hipoclorito, la cloramina y el dióxido de cloro probablemente no contribuyan como tales a la aparición de cáncer o de cualquier otro efecto tóxico. La atención se ha concentrado en la amplia variedad de subproductos que se originan en las reacciones del cloro y de otros desinfectantes con la materia orgánica natural, que se encuentra prácticamente en todas las fuentes de agua.

Scroll to top