Trastorno de las venas y linfáticos

La piel parece sana pero esta hinchada

Por Ana Cecilia Becerril*  Sistema Linfático. Foto. cortesía de 3dscience.com

El linfedema adquirido es más frecuente que el congénito. Aparece generalmente después de una cirugía mayor, sobre todo tras un tratamiento de cáncer en el que se han extirpado los ganglios linfáticos y los vasos linfáticos o bien cuando estos han sido irradiados con rayos X, por ejemplo, el brazo puede volverse propenso a la hinchazón después de la extirpación de una glándula mamaria con cáncer y de los ganglios linfáticos cercanos. La cicatrización de vasos linfáticos que sufren infecciones de forma repetida también pueden causar linfedema, pero es muy infrecuente. 

En el linfedema adquirido, la piel parece sana pero esta hinchada, como sucede cuando la hinchazón por acumulación de líquidos o edema, el resultado de un flujo inadecuado de sangre por las venas. En raras ocasiones, la extremidad se hincha exageradamente y la piel es tan gruesa y arrugada que tiene el aspecto de la piel de un elefante, conocido este padecimiento como elefantiasis. 

El linfedema no tiene curación. En casos leves, los vendajes compresivos reducen la hinchazón; en los más graves, se usan calcetines neumáticos todos los días durante una hora o dos para reducir la hinchazón. Una vez que la hinchazón se ha reducido se utilizan calcetines elásticos hasta la rodilla todos los días desde el momento de levantarse hasta acostarse. Esto controla la hinchazón hasta cierto punto. Para el linfedema de brazo, se emplean guantes neumáticos diariamente para reducir la hinchazón; así mismo se  puede llevar a cabo una intervención quirúrgica mayor para extraer la mayor parte de los tejidos hinchados bajo la  piel. 

Por otro lado el edema, está relacionado con la regulación del sodio en el organismo. 

La mayor parte del sodio del organismo se encuentra en la sangre y en el líquido que rodea las células, liquido extracelular. 

El sodio se ingiere a través de los alimentos y las bebidas y se elimina con el sudor y la orina. Los riñones normales pueden modificar la cantidad de sodio que se excreta en la orina porque la cantidad total de sodio en el cuerpo varia poco de un día a otro. 

Una alteración del equilibrio entre el consumo de sodio y su eliminación afecta la cantidad total de sodio presente en el organismo. Las alteraciones de la cantidad total de sodio están estrechamente ligadas a las del volumen de agua en la sangre.

Una perdida global del sodio del cuerpo no provoca necesariamente una disminución de la concentración de sodio en la sangre, sino que puede causar la disminución del volumen de sangre. Cuando este disminuye, la presión arterial cae, se eleva la frecuencia cardiaca y se producen leves mareos en incluso shock en algunas ocasiones. 

Al contrario, el volumen sanguíneo puede aumentar cuando hay un exceso de sodio en el cuerpo. El líquido extra se acumula en el espacio que rodea las células dando como resultado una afección llamada edema. Una señal de edema es la tumefacción o hinchazón de los pies, los tobillos y la parte inferior de las piernas. El volumen de sangre y la concentración de sodio pueden verse afectados cuando se pierden o se ganan los excesos de agua y sodio.

El cuerpo supervisa constantemente la concentración de sodio en la sangre y el volumen de sangre. Cuando la concentración de sodio aumenta demasiado, el cerebro siente sed, incitando a la persona a beber líquidos. 

Determinados sensores de los vasos sanguíneos y de los riñones detectan las disminuciones del volumen sanguíneo e inician una reacción en cadena que intenta incrementar el volumen de liquido en la sangre. Las glándulas suprarrenales secretan la hormona aldosterona, que hace que los riñones retengan sodio. La hipófisis secreta la hormona antidiurética, que hace que los riñones retengan liquido. La retención de sodio y agua conduce a una disminución en la producción de orina, lo que finalmente provoca un aumento del volumen sanguíneo y un retorno de la presión arterial a su valor normal. Cuando los sensores de los vasos sanguíneos y de los riñones perciben un aumento de la presión arterial, y los sensores del corazón detectan un aumento del volumen sanguíneo, se estimulan los riñones para que excreten más sodio y orina, reduciendo de ese modo el volumen sanguíneo. 

Actualmente parece haberse detonado una epidemia de retención de líquidos, hinchazón de piernas, acumulación de líquidos que se confunde con obesidad y se empeora con la celulitis. 

El ritmo de vida, la modernización o globalización en la producción de alimentos, bebidas y conservas, han llevado a los extremos. A tal grado que ya no se consumen productos naturales o se evita en su mayor defecto la sal y el azúcar, por obvias razones, o “engordan” o “retienen liquido”. 

Pero no se ha caído en la conclusión que son estos extremos los que llevan a enfermar y han hecho que estas patologías o enfermedades que antes sólo se podían ver como efectos o complicaciones de enfermedades crónico degenerativas, ahora se ven en adultos jóvenes o adolescentes vemos este efecto. 

Debemos realmente concientizarnos y cambiar nuestro estilo de vida, si es que queremos tener una vida con calidad. Evitar los excesos y consumir en la medida que nos sea posible los nutrientes naturales que son los que van a hacer que nuestro organismo funcione correctamente y no caer en el error, de automedicación con el único fin de evitar un síntoma, la medicina siempre va enfocada a buscar la causa de la enfermedad, no únicamente a quitar el síntoma. 

Consulten a su medico antes de tomar cualquier decisión. 

primera parte

*Dra. Ana Cecilia Becerril Sánchez Aldana
Médicina General y Medicina Estética
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