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Los lípidos en la
nutrición humana
(segunda
de cuatro partes)
Esteroles
Los esteroles son lípidos cíclicos
derivados del ciclopentano perhidrofenantreno. Los nutrimentos que
figuran en este grupo son el colesterol, el ercalciol o ergocalciferol
(vitamina D2) y el calciol o
colecalciferol (vitamina D3). La función del colesterol es
servir como precursor de sales de las biliares y de las hormonas
esteroides (cortisol, aldosterona, progesterona, estrógenos, andrógenos
y calciol) y, como el organismo sintetiza colesterol en cantidades
suficientes, excepto tal vez durante los primeros meses de la vida, se
le considera como nutrimento dispensable de la dieta. Debido a que los
ateromas, lesión básica en la ateroesclerosis, contiene colesterol,
esta substancia ha figurado durante décadas como uno de los
principales factores dela dieta sospechosos de producir la enfermedad;
es cierto que la hipercolesterolemia
(concentraciones anormalmente altas de colesterol en la sangre)
guarda relación con la ateroesclerosis, que la ingestión actual de
colesterol en la dieta es elevada y que la hipercolesterolemia empeora
con ingestiones muy elevadas de colesterol, pero existen muchos otros
factores que tendrían que tomarse en cuenta como la ingestión total
de energía de TG y de
AGS y el equilibrio entre AGPI n-6
y n-3 así como la existencia de
obesidad.
Además de sintetizarse a
partir del colesterol, el calciol esta presente en la dieta y por eso
se le considera como nutrimento - obviamente “dispensable” - y fue
descubierto como tal e incluido entre las vitaminas. El ercalciol no es
sintetizado por el organismo, pero no es “indispensable” en la
dieta ya que sus funciones puede realizarlas el calciol.
Carotenos y Retinoides
Los carotenos son pigmentos
vegetales accesorios de la clorofila. Se conocen más de 600; muchos
de ellos son antioxidantes eficientes y algunos - alrededor de 15 -
pueden, además, convertirse en vitamina A aunque solo el beta
caroteno lo hace en forma eficiente.
Los retinoides son compuestos
que tiene un anillo de beta ionona y una cadena de unidades
isoprenoides. Los nutrimentos de este grupo son el retinol, el retinal
o retineno y el ácido retinoico que en conjunto conforman la vitamina
A; como puede provenir de algunos carotenos, son “dispensables” en
la dieta, aunque en la práctica pueden no serlo por la ingestión
insuficiente de carotenos. La vitamina A tiene numerosas funciones, no
todas bien definidas bioquímicamente, en la visión nocturna, en el
crecimiento, en la modelación ósea, en la integridad de las mucosas
en la respuesta inmune y en el funcionamiento de los genes entre
otras.
Tocoferoles y Quinonas
Los tocoferoles son cuatro
tocoles y cuatro tocotrienoles que conforman la vitamina E. El
organismo no los puede sintetizar por lo que, como grupo, son
“indispensables” en la dieta, aunque los ocho tiene la misma función.
Tal vez tengan otras funciones, pero la que mejor se conoce es la de
antioxidantes en las membranas celulares y subcelulares, en las que
protegen de la oxidación a los ácidos grasos insaturados de los
fosfolípidos. El más activo, por
mucho, es el alfa tocoferol.
Entre las quinonas figuran la
ubiquinona que es dispensable en la dieta e interviene en la
fosforilación oxidativa y un grupo de naftoquinonas
“indispensables” en la dieta que constituyen la vitamina K, cuya
función más conocida es su participación en el proceso de coagulación.
Los Compuestos
que son Fuente de Nutrimentos
Los compuestos que
representan el 99% del peso seco de la dieta humana son: almidones,
sacarosa (azúcar de caña o de betabel), fibras, triacilglicéridos
(TG) y proteínas; aunque en el caso de la fibra sólo en forma
parcial, de todos ellos se obtiene nutrimento energéticos. Los tres
primeros son glúcidos y los triacilglicéridos son lo que, según sea
líquidos o sólidos a 22º C de temperatura, se conoce como aceites o
grasas y pueden ingerirse “separados” o como parte de los
alimentos, en cuyo caso son poco “visibles”. Por su relación con
la obesidad, la ateroesclerosis y algunos tumores, los TG son
actualmente objeto de gran interés.
Las proporciones del aporte
energético de la dieta que, desde el punto de vista de la salud
y la nutrición, deben provenir de los diferentes compuestos
han sido razonablemente establecidas y a partir de ellas se dan las
recomendaciones en los distintos países. Las recomendaciones que en
este sentido señala el Instituto Nacional de la Nutrición Salvador
Zubirán son que, del aporte energético de la dieta del adulto, los
almidones representan 50 al 53%, la sacarosa 10%, las proteínas 12 a
15% (2/3 de ellas de origen vegetal), los AGS 6%, los AGMI 13%, y los
AGPI 6% (4 a 5% los n-6 y I a 2% los n-3; de estos últimos
preferentemente la mitad de origen marino para asegurar la presencia
de AEP y ADH ). Así, en total los glúcidos representan 60 a 63 % del
aporte energético, las proteínas 12 a 14% y los TG 25%. Con el fin
de elevar la densidad energética de la dieta, en los organismos en
crecimiento los TG pueden llegar a 30% y la sacarosa a 15%.
En la práctica, en muchas
dietas estas proporciones llegan a diferir considerablemente de las
recomendadas debido a innumerables factores, entre ellos los
culturales, los económicos (que pueden determinar el acceso a los
alimentos) y los demográficos (en regiones muy apartadas la
disponibilidad de ciertos alimentos puede ser limitante).
Un factor importante es el
ingreso familiar. En términos muy generales, un mayor ingreso
familiar suele acompañarse de mayor consumo de alimentos de origen
animal, de TG separados
(grasa y aceites) y de azúcar y disminución en la ingestión de los
alimentos de origen vegetal con preferencia, en el caso de los
cereales, de sus derivados “refinados” ; debido a ello, la dieta
es excesiva en TG, en colesterol y en AGS y pobre en glúcidos (a
costa de los almidones que disminuyen radicalmente aunque aumenta la
proporción de sacarosa) y en AGMI y AGPI. La proporción de proteínas
permanece alrededor de 12 a 15% de la energía, pero las de origen
animal aumentan y llegan a representar la mitad del total. Por
supuesto, la cantidad de fibras se reduce en forma importante y este
modelo tiene densidad
energética elevada (aporta gran cantidad de energía en poco
volumen), su capacidad para producir saciedad es pobre y no es difícil
exederse en ellas, en especial considerando su atractivo sensorial. No
es extraño, entonces, que en estos grupos sean muy frecuentes la
obesidad, la ateroesclerosis, la diabetes, la hipertensión y ciertos
tumores (colónicos, mamarios, prostáticos, etc.); la dieta no es la
causa directa de estas enfermedades pero sí las facilita en personas
susceptibles y las agrava.
Con la disminución del
ingreso suelen ocurrir los cambios opuestos. Aumenta el consumo de
alimentos de origen vegetal (particularmente de cereales no refinados
y a veces de verduras) y disminuye el de alimentos de origen animal,
por lo que se reducen los TG con disminución
de los AGS y el colesterol y aumento de AGMI y AGPI; aunque la
sacarosa se reduce, se eleva la ingestión de almidones y la de glúcidos
totales, mientras que las proteínas se mantienen en 12 a 15% con
predominio franco de las de origen vegetal. Por supuesto, la ingestión
de fibras se vuelve elevada y este modelo “diluido” tiene densidad
energética baja. Este tipo de dieta produce saciedad
fácilmente lo que, junto con su dilución, hace que ciertas
personas, en particular a los niños, les cueste trabajo cubrir sus
necesidades nutricias. Estas dietas no causan desnutrición infantil,
pero si facilitan su aparición y esto se refleja en las estadísticas
de salud que señalan altas tasas de desnutrición infantil en estos
grupos.
Hace poco mas de 30 años,
Perissé, Sizaret, y Francois de la FAO estudiaron la composición de
la dieta media de 85 países y la asociaron con el ingreso per
capita de dichos países. De tan interesante estudio conviene
extraer, para los fines de este artículo, las cifras que se presentan
en el Cuadro siguiente:
Proporción (%) de la Energía
de la Dieta Media que Aportaron los Glucidos (G), Triacilglicéridos
(TG) y Proteínas (P) Según el Ingreso Per Capita en el País |
País |
G |
TG |
P |
Extremo de ingresos más
alto |
45 |
43 |
12 |
Ingreso Medio |
63 |
25 |
12 |
Extremo de ingreso más
alto |
80 |
8 |
12 |
Como se observa, la proporción
de la energía de la dieta que aportaron los TG se asoció en forma
directamente proporcional al ingreso y la proporción de glúcidos lo
hizo en forma inversamente proporcional, mientras que la de proteínas
se mantuvo alrededor del 12% independientemente del ingreso. Así, en
los grupos de ingreso muy alto (como son las poblaciones urbanas de
los países nórdicos), los TG llegaron a representar hasta el 45% de
la energía de la dieta a costa de los
glúcidos que apenas representaron 40 a 43% y, por lo
contrario, en los grupos de ingresos muy bajo (como son los pobladores
rurales de países no industrializados), los TG representaron apenas
el 8% de la energía y los glúcidos casi el 80%. En al actualidad,
esta relación se ha vuelto mucho más compleja debido a
la acelerada urbanización que se observa en casi todo el mundo
la cual hace que, con
excepción de los estratos extremadamente pobres, los sectores urbanos
tiendan a una dieta como la que el estudio de la FAO encontró en los
países de ingresos mayor; sin embargo, este estudio ilustra una
tendencia del comportamiento alimentario humano que en general se
observa entre países y también entre diferentes estratos socioeconómicos
de un mismo país.
Los alimentos que son fuentes
importantes de TG o los platillos a los que éstos se agregan, suelen
ser muy atractivos y gozan del elevado prestigio social, pero su
precio generalmente es mayor que el de las fuentes de glúcidos y esto
explica los datos encontrados; conforme se tiene mayor ingreso, se
satisface el deseo sensorial y social de consumir una dieta alta en TG
ya que el costo gradualmente va siendo menos limitante.
tercera
parte...
Dr. Héctor Bourges Rodríguez
Director de Nutrición
Instituto Nacional de la Nutrición
Salvador Zubirán
Fomento de Nutrición y Salud, A.C.
Cuadernos de Nutrición
5272-6207 / Fax: 5515-1939
cuadernos@fns.org.mx
Bienvenido a esta sección,
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