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Los lípidos en la
nutrición humana
(primera
de cuatro partes)
Los nutrimentos de
naturaleza lipídica
En química, el término lípidos tiene un sentido fisicoquímico;
se aplica a un conjunto de substancias orgánicas que característicamente son insolubles
en agua, pero solubles en ciertos disolventes orgánicos como acetona, el éter, y el
cloroformo. Entre los lípidos figuran numerosos nutrimentos que se pueden agrupar como
sigue:
Ácidos grasos |
Retinoides |
Esteroles |
Tocoferoles |
Carotenos |
Quinonas |
Ácidos
grasos
Los ácidos grasos, (AG) son ácidos
orgánicos lineales que tiene como fórmula general CH3-(CH2)n -COO en la que n va desde cero hasta
24 (en total 2 a 26 carbonos, rara vez más). Los
diferentes AG pueden tener funciones energéticas, estructurales o catalíticas. Por su
longitud se clasifican en AG de cadena corta, media, larga,
muy larga y por su grado de saturación se les divide en saturados e
instaurados y a estos últimos en monoinaturados y poliinsaturados. En Química los
carbonos de los ácidos grasos se numeran a partir del grupo carboxilo, pero desde el punto de vista bioquímico, por ejemplo para
señalar las ligaduras dobles, conviene numerarlos a partir del grupo metilo y esta
notación especial utiliza la expresión n -
Los ácidos grasos saturados (AGS) funcionan fundamentalmente como
substratos energéticos y son dispensables en la dieta pues el organismo lo
puede sintetizar. Entre los mas abundantes en la dieta destacan el palmítico (C16) y el
esteárico (C18). Al ácido palmítico y al láurico (C12) se les ha atribuido efecto
aterogénico.
Entre los ácidos
grasos monoinsaturados (AGMI) destacan el palmitoleico (C16), n-7) y el oleico (C18, n-9) que son
dispensables en la dieta porque el organismo puede sintetizarlos a partir de
los ácidos palmítico (C16) y esteárico (C18), desaturándolos respectivamente en la
posición n-7 y n-9. Su función principal es estructural formando parte de los
fosfolípos de la membrana celular. Al ácido oleico se le ha atribuido efecto protector
contra la ateroesclerosis porque, gracias la consumo de aceite de oliva, abunda en la
dieta mediterránea que no se asocia con dicha enfermedad como si lo hacen las dietas
nórdicas pobres en AGMI. No está claro si el efecto antiaterogénico de los de los AGMI
es directo, si se debe a que su presencia diluye las AGS ( que
automáticamente serían menos abundantes), o si simplemente no existe tal efecto y son
otras características de la dieta mediterránea (por ejemplo sus polifenoles) las que lo
explicarían.
Los ácidos
grasos poliinsaturados (AGPI) tienen todos 18 carbonos o más y se dividen en dos
familias, la derivada del ácido linoleico (C18; n-9,n-6) y la derivada del
ácido linolénico (C18; n-9, n-6, n-3). Como el organismo es incapaz de desaturar
carbonos anteriores a n-7, estos dos AGPI son
indispensables en la dieta. Ambos AG se metabolizan mediante
un paso de desaturación por desaturasas específicas para las uniones 4, 5, 6 y 9 y otro
de elongación (adición de dos carbonos más mediante la
elongasa) para, sucesivamente, tener 20, 22, 24 carbonos o más y, en cada paso,
una doble ligadura adicional en n-12, n-15, etc.; la desaturación y la elongación la hacen las mismas enzimas ya sea para el ácido
palmotoleico, el oleico, el linoleico y el linolénico y para los derivados de ellos, de
manera que entre las 4 familias puede haber competencia por las enzimas aunque tienen
preferencia el ácido linolénico, luego el linoleico y luego el oleico y el
palmitoleico.
Como resultado de
la acción de dichas enzimas, el ácido linoleico se
convierte en ácido araquidónico (C20, n-15, n-12, n-9, n-6) y éste en ácido
docosatetraenoico (C22, n-5, n-12, n-9, n-6) mientras que el ácido linolénico se
convierte en ácido eicosapentaenoico (AEP o EPA) (C20,
n-15, n-12, n-9, n-6, n-3) y éste en ácido docosahexaenoico (ADH o DHA) (C20 n-18, n-15,
n-12, n-9, n-6, n-3). La elongación y desaturación proceden a AG todavía mas largos que
son importantes en el sistema nervioso central y particularmente
en la retina.
A partir tanto
del ácido araquidónico como del eicosapentaenoico se producen los llamados
eicosanoides (por tener 20 carbonos) como son las prostaglandinas, las
prostaciclinas y los tramboxanos por efecto de la ciclo oxigenasa y, por
efecto de las lipooxigenasas, los leucotrienos, hidroxiácidos grasos y lipoxina. Entre
otras funciones, los eicosanoides intervienen en los procesos de inflamación y de
coagulación. Como los eicosanoides derivados del AEP son mucho menos activos que los
derivados del ácido araquidónico, en teoría si el AEP es más abundante que el ácido
araquidónico habría menor tendencia a procesos inflamatorios y trombóticos; este puede
ser el caso si el ácido linolénico, precursor
del AEP, está presente en la dieta en cantidad relativamente suficiente con respecto al
linoleico precursor del araquidónico. Para distinguir
las dos familias de AGPI y de sus derivados eicosanoides se les suele llamar familia n-6 y familia
n-3 aunque evidentemente esta última es también n-6 y ambas son n-9. En el
lenguaje vulgar se emplean los términos omega 6 y omega 3
para aludir las familias n-6 y n-3.
Cuando hace unos
40 años se advirtió que la dieta mediterránea se asociaba con prevalencia menor de
ateroesclerosis, ello se atribuyó inicialmente a su elevado contenido de AGPI por lo que
el consumo de las fuentes de AGPI (aceites vegetales como los de maíz, soya, girasol,
etc.) recibió una intensa promoción. Más tarde, en la década de los ochenta, a varios investigadores
les llamó la atención que los esquimales, cuya dieta es alta en lípidos, sufrían poco
de infarto cardiaco. Como las fuentes de
lípidos en la dieta esquimal son el pescado y el aceite de pescado, que contienen elevada
cantidad de AGPI n-3, en especial AEP y ADH,
comenzó a surgir el concepto de que las familias n-3 y n-6 de AGPI compiten en su
metabolismo y que su aporte en la dieta debe guardar cierto equilibrio el cuál, además,
podría ser manipulado para buscar ciertos efectos como reducir los procesos de
inflamación y de trombosis que subyacen en el
desarrollo del infarto y de otros padecimientos. La promoción viró entonces en favor del
aceite de pescado y de aceites vegetales como
el de colza o el de canola por su aporte de
AGPI n-3. En realidad, en este terreno hay todavía muchas incógnitas y por ello, las
modas que se suscitan atropelladamente ante hallazgos preliminares, deben verse con
recelo.
Cuando se
hidrogenan aceites con abundantes AGPI para producir grasas vegetales se
producen AG trans en vez de cis cambio en la orientación de
la molécula a los que cada vez más atribuye efectos aterogénicos y por ello en la
práctica se les considera como si fueran AG saturados.
Segunda
parte...
Dr. Héctor Bourges Rodríguez
Director de Nutrición
Instituto Nacional de la Nutrición
Salvador Zubirán
Fomento de Nutrición y Salud, A.C.
Cuadernos de Nutrición
5272-6207 / Fax: 5515-1939
cuadernos@fns.org.mx
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