El Sistema Oseo
(segunda parte)

La caja toráxica es la encargada de proteger al corazón y los pulmones y se compone de las costillas y el externón 

Por Ana Cecilia Becerril*  

Célula cargilaginosaEl armazón fundamental

Si puedes permanecer erguido, sostener tu cabeza, doblarte y girarte, es gracias a la columna vertebral, una estructura esencial de nuestro cuerpo. Está formada por 33 huesos en forma de círculos, llamados vértebras, que están unidas por una serie de articulaciones móviles.

 

Entre cada una de ellas hay discos de cartílago duro que se encuentran sometidos a grandes fuerzas durante movimientos determinados, y que también se comprimen para absorber los choques.

 

La columna está configurada por tres tipos de vértebras, que se distribuyen en diferentes zonas del cuerpo: cervicales, ubicadas en el cuello; torácicas, en la parte superior de la espalda, y lumbares, en la porción inferior. Las primeras sostienen la cabeza y el cuello; las torácicas fijan las costillas, y las lumbares soportan nuestro peso y estabilizan el movimiento.

 

Otra función muy importante que cumple la columna vertebral es proporcionar el espacio para acoger a la médula espinal, además de protegerla. La médula espinal, de tejido nervioso, es la que conduce los mensajes entre el cerebro y las distintas partes de nuestro organismo, lo que la transforma en un elemento crucial de nuestro cuerpo. 

Nuestra propia caja fuerte

Como un verdadero cofre del tesoro, los huesos que forman la caja torácica protegen órganos tan importantes como el corazón y los pulmones. Los huesos principales que dan forma a este baúl son las costillas y el esternón.

 

Al tomar aire profundamente, puedes observar que sobre el estómago se te notan varios huesos curvos a los lados: esos son tus costillas, huesos largos y torcidos. Si aguantas un poco la respiración, tal vez puedas contarlas tú mismo y verás que son doce, aunque solo las siete primeras se unen directamente al esternón por medio de los cartílagos costales; la 8a, 9a y 10a se conectan entre sí antes de hacerlo al esternón, y la 11a y 12a quedan libres en los músculos abdominales.

 

Estos diferentes grupos de costillas reciben distintos nombres: las siete primeras se llaman costillas verdaderas; el segundo grupo, costillas falsas, y el tercero, costillas flotantes.

 

El esternón es un hueso único y plano situado en la parte anterior del tórax, que mantiene unido entre sí a todos los cartílagos costales. Por su parte superior el esternón se articula con las clavículas. Está compuesto por dos láminas de hueso compacto entre los cuales hay un hueso esponjoso. La médula del esternón se mantiene roja por toda la vida.

 

Con los movimientos de aspiración y expiración, el esternón sube y baja con respecto a la columna vertebral y arrastra en sus movimientos a todas las costillas, a excepción de las flotantes.

 

Con estos movimientos, en los que participa activamente el diafragma -músculo que cierra por debajo la caja torácica-, se expande y contrae el volumen de la cavidad torácica.

Cabeza dura

Siguiendo con su misión protectora, los huesos del cráneo cuidan el cerebro.

El cráneo está compuesto por ocho huesos de forma plana, muy resistentes: el hueso frontal sirve de base al cráneo y da origen a dos cavidades profundas en las que se alojan los globos oculares, donde después van los ojos. Los dos huesos parietales están ubicados cada uno al lado de la cabeza y forman el techo y las paredes del cráneo. La parte inferior de este se forma gracias a los huesos temporales, dos huesos que protegen los órganos del oído.

 

El hueso occipital es la única conexión entre la cabeza y la columna vertebral, como si aquella fuera una pelota en equilibrio sobre la punta de un dedo. La médula espinal sale del cerebro a través de un orificio del hueso occipital.

 

La base del cráneo, por su parte, la forman la cara posterior del hueso frontal, el etmoides, y la parte anterior del hueso esfenoides, lo que se denomina fosa anterior. Existe también una fosa media, que está compuesta por delante del resto del esfenoides con la silla turca, ensamblada con ambas extensiones inferiores del temporal. Finalmente, la fosa posterior está constituida casi en su totalidad por la parte horizontal del occipital.

tercera parte

*Dra. Ana Cecilia Becerril Sánchez Aldana
Médicina General y Medicina Estética
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