El sistema circulatorio
y sus enfermedades
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Se puede nacer con un problema en el corazón pero gracias a la ciencia en muchos casos puede haber curación

Por Ana Cecilia Becerril*  

En términos generales, podemos decir que nuestro sistema circulatorio se enferma básicamente según dos tipos de patologías: las congénitas y las adquiridas.

Las enfermedades congénitas son aquellas con las cuales viene el ser humano desde su nacimiento, y se originan cuando en el feto se comienza a desarrollar el corazón. Este proceso se inicia con la formación de un simple tubo contorsionado en forma de S, el cual, hacia la cuarta semana de gestación, se divide en cinco segmentos, y alrededor de la octava semana ya prácticamente tiene la mayor parte de sus características definitivas.

Sin embargo, puede ocurrir que este órgano no se desarrolle adecuadamente y presente malformaciones que repercutirán en un inadecuado funcionamiento. Esto puede deberse a una enfermedad de la madre, como la rubéola o la diabetes mal controlada, por anormalidades cromosómicas o por efectos secundarios de ciertos medicamentos.

 

Dichas causas pueden provocar fallas, como estrechez de la aorta, que produce una disminución en el flujo sanguíneo; tabique interauricular defectuoso, que permite un flujo excesivo de sangre hacia los pulmones; tetralogía de Fallot, un grupo de cuatro defectos cardíacos; y tabique interventricular defectuoso, que permite el bombeo de demasiada sangre a presión a los pulmones.

 

Afortunadamente, con los avances de la cirugía y el perfeccionamiento de los exámenes ultrasónicos, estos defectos pueden ser detectados e incluso corregidos antes del nacimiento.

Enfermedades adquiridas

Las enfermedades adquiridas son aquellas que se desarrollan después del nacimiento, siendo mucho más frecuentes, y pueden clasificarse en valvulares y coronarias. Estas últimas también se denominan isquémicas, puesto que el origen del problema es un insuficiente aporte sanguíneo al corazón.

 

Dentro de las valvulares se encuentran la estenosis o válvula demasiado estrecha (esta enfermedad también puede ser de origen congénito); la incompetencia o insuficiencia, que es un estado en que las válvulas no pueden cerrarse adecuadamente debido a una enfermedad coronaria o a una infección.

 

Como ya dijimos, las enfermedades coronarias suponen siempre alguna alteración a nivel del suministro sanguíneo. Por eso también se llaman isquémicas (isquemia = falta de sangre) y se producen cuando el corazón, al no recibir suficiente sangre, está falto de nutrientes y oxígeno. Por lo mismo, es un corazón que puede morir y el culpable de este trastorno es el ateroma, un depósito graso que se va formando como consecuencia de la enfermedad arterosclerótica, que tiende a estrechar y endurecer las arterias, imprimiendo un trabajo de sobreesfuerzo al corazón, quien debe bombear con más energía.

 

Asimismo, puede haber otras fallas, como el infarto al miocardio, que es la muerte de una parte o de todo el corazón debido a la interrupción del aporte sanguíneo; paro cardíaco, que puede ser consecuencia de un infarto cuando uno o ambos ventrículos son incapaces de mantener una función adecuada a causa de su fuerza motriz; y las alteraciones eléctricas, que generan ritmos cardíacos irregulares llamados arritmias. 

Los viajes aéreos pueden ser considerados como una actividad bastante segura. Sin embargo, en el último tiempo se ha debatido bastante sobre la ocurrencia de un problema denominado “síndrome del viajero de clase económica o jet-leg”. Esta alteración se refiere a las complicaciones vasculares producto de la inmovilidad obligada a la que se someten los pasajeros que viajan en un avión durante muchas horas. La explicación a este fenómeno es bastante simple: las venas localizadas en la parte posterior de la articulación de la rodilla se ven comprimidas cuando ésta se flexiona; por tanto, aumenta la tendencia a una cierta retención de líquidos en los miembros inferiores. A este factor mecánico se debe añadir la predisposición a la deshidratación, por la escasa ingesta de líquidos; a una atmósfera de cabina con escaso porcentaje de humedad, y a la presencia de patologías vasculares previas.
Algunas medidas prácticas para evitar este problema son:

  • No disminuir el espacio destinado a las piernas colocando equipaje adicional entre las mismas.

  • Realizar ejercicios de contractura muscular en miembros inferiores, flexionando y extendiendo los pies y caminando por el pasillo de la aeronave al menos una vez cada hora.

  • No quedarse dormido en una posición de flexión forzada.

  • Asegurar un consumo adecuado de líquidos durante el vuelo.

  • Evitar las bebidas alcohólicas, por tener un efecto diurético y vasodilatador

primera parte

  *Dra. Ana Cecilia Becerril Sánchez Aldana
Médicina General y Medicina Estética
curriculum

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México, 1999-2000

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