“Enfermedad
por reflujo gastroesofágico” es el término que se aplica a los síntomas
o daño tisular por el reflujo del contenido gástrico que ordinariamente
es ácido hacia el interior del esófago.
Es extremadamente común y la tercera parte de los adultos comunica a
pirosis ocasionales (agruras), mientras que el 10% restante se queja de
síntomas diarios.
Este es el grupo más sintomático que tiene mayor probabilidad de buscar
atención médica. La mayoría de los pacientes tiene enfermedad leve y
unos cuantos de ellos desarrollan daño de la mucosa esofágica (esofagitis
por reflujo) o complicaciones más graves.
Hay muchos factores que por sí solos o en combinación pueden contribuir
al reflujo gastroesofágico; por ejemplo, insuficiencia del esfínter
esofágico inferior, efectos irritantes del material de reflujo,
vaciamiento anormal del estómago o demora del vaciamiento gástrico, a
estos hay que aunarles el ayuno prolongado, la ingesta de alimentos
ácidos como el café y refrescos, el cigarro, los alimentos irritantes
como el picante y las grasas.
El síntoma clásico del reflujo es la pirosis o las conocidas agruras;
esta se produce más frecuentemente de 30 a 60 minutos después de las
comidas y cuando se inclina el cuerpo. Los pacientes a menudo notifican
el alivio con la ingestión de antiácidos o bicarbonato de sodio. Cuando
este síntoma es dominante, el diagnóstico clínico de reflujo
gastroesofágico tiene una sensibilidad del 78% pero sólo 68% de
especificidad. La intensidad de las agruras no se correlaciona con la
magnitud del daño del tejido esofágico, de hecho algunos pacientes con
esofagitis intensa son casi asintomáticos.
Los enfermos pueden quejarse de rejurgitación, o sea un reflujo
espontáneo de contenido gástrico ácido o amargo a la boca. Los síntomas
menos comunes incluyen disfagia o dificultad para tragar que puede
deberse a un peristaltismo anormal o al desarrollo de complicaciones,
tales como estrecheces o metaplasia de Barrett.
El reflujo también se puede manifestar con síntomas atípicos como asma,
tos crónica, úlcera de garganta, laringitis crónica y dolor toráxico o
de pecho atípico (no cardiaco).
En la enfermedad complicada, el examen físico y los datos de laboratorio
son normales.
En los pacientes no complicados con síntomas clásicos de agruras
(pirosis) y regurgitación puede tratarse empíricamente el reflujo por
cuatro semanas sin que se necesiten estudios diagnósticos. En los
pacientes con enfermedad complicada y en quienes no hay respuesta a la
terapéutica empírica se requieren estudios adicionales como; endoscopia
superior con biopsia para documentar el tipo y grado de lesión tisular
en el reflujo. Se justifica este estudio en personas con síntomas graves
de reflujo no resuelto y es imperativa en casos de complicaciones
sugerida por disfagia, vómito con sangre, o evacuaciones con sangre
oculta o digerida y anemia por carencia de hierro.
La esofagografía con barrido desempeña una función limitada en el examen
del reflujo gastroesofágico, debido a su capacidad limitada para
identificar el reflujo o las anormalidades de la mucosa. En los
pacientes con disfagia grave, a veces se obtiene con anterioridad a la
endoscopia para identificar una estrechez.
La vigilancia ambulatoria del pH esofágico es el mejor estudio para
documentar el reflujo ácido, se indica en las situaciones siguientes:
para documentar una exposición esofágica anormal al ácido en un paciente
que está considerado para cirugía antirreflujo; para pacientes que no
responden al tratamiento con un inhibidor de la bomba de protons y para
detectar cantidades anormales de reflujo o vínculo entre episodios de
reflujo y síntomas atípicos. Y por último manometría esofágica indicada
para determinar la localización del esfínter esofágico inferior antes de
colocar una sonda con el fin de determinar el pH y evaluaciones
preoperatorias.
Los síntomas del reflujo pueden ser similares a las de otras
enfermedades tales como trastornos de la motilidad esofágica, úlcera
péptica, colelitiasis, dispepsia no ulcerosa y angina de pecho. La
esofagitis erosionante por reflujo puede confundirse con el daño
inducido por píldoras, esofagitis por radiación o infecciones como
herpes o cándida y gastritis infecciosa por Helicobacter Pylori.
Dentro de las complicaciones hay que mencionar el Esófago de Barrett, el
cual es un padecimiento donde hay un cambio en el epitelio del esófago
en su parte más distal, donde se une con el estómago. Los síntomas son
consecuencia del reflujo provocando dificultad para tragar y mala
digestión. De hecho más del 90% de las personas con esófago de Barrett
en la población general no busca atención médica y pasa inadvertida. El
cual se puede complicar con la formación de estrecheces o ulceraciones
profundas que pueden sangrar. El tratamiento debe aplicarse de manera
enérgica con inhibidores de la bomba de protons para curar cualquier
esofagitis erosiva activa. La fundoplicatura quirúrgica puede ser
conveniente en algunas situaciones. Dentro de las complicaciones más
graves son el adenocarcinoma esofágico.
Otra compilación del reflujo es la estrechez péptica, cerca del 10% de
los pacientes lo sufren y se manifiesta gradualmente como un problema al
tratar de tragar alimentos sólidos. A menudo las agruras disminuyen
debido a la estrechez, esta misma es una barrera ante el reflujo, el
cual deberá tener un diagnóstico y tratamiento mediante las endoscopias
para hacer biopsia y dilatación de la misma para descartar alguna
displasia.
Los tratamientos médicos, su objetivo consiste en proporcionar alivio a
los síntomas, curar la esofagitis si está presente y evitar las
complicaciones. La mayoría de los pacientes con síntomas de leves a
moderados y sin evidencia de complicaciones se trata de manera
escalonada de la forma siguiente:
Paso 1: modificaciones del estilo de vida y antiácidos. Este paso es
inevitable, la mayoría de los pacientes con síntomas leves o
intermitentes identifican lo que desata su malestar. Al disminuir la
ocurrencia de estos eventos se mejoran los síntomas. Los cambios
recomendados son eliminación del consumo de alcohol, tabaco, reducción
del tamaño de las comidas, pérdida de peso, evitar ropas muy ajustadas y
dejar de acostarse dentro de las tres horas posteriores a las comidas
que es el periodo de mayor reflujo.
Se recomienda elevar la cabecera de la cama con bloques de 15 cm por
debajo del colchón en el caso de pacientes con síntomas nocturnos, para
reducir el reflujo y aumentar la depuración esofágica del ácido. Los
pacientes deben evitar alimentos que disminuyan la presión del esfínter
esofágico, en especial alimentos fritos o grasosos, cafeína, menta,
chocolate y alcohol, así como los que causan irritación directa de la
mucosa como frutas cítricas, tomates, café y bebidas carbonatadas o
gaseosas.
Paso 2; los antiácidos y los agonistas de la bomba de hidrógeno, más lo
agentes que promuevan la motilidad esofágica, son la base fundamental
para el alivio rápido de los síntomas ocasionales. Después de la
supresión de los inhibidores, en la mayoría de los pacientes con
esofagitis erosiva se produce reducción de los síntomas dentro de un
plazo de seis meses. Por tanto en la mayoría de los pacientes se
necesita tratamiento de mantenimiento crónico para controlar síntomas y
mantener la reparación de la mucosa.
Aquellos pacientes que no respondan al tratamiento, habrá que buscar la
posible causa, ya que el reflujo en esta rara ocasión no se debe a la
acidez del pH sino a una posible infección, la cual puede ser ocasionada
por una inmuno supresión o efectos del estilo de vida y la alimentación
que llevamos.
El diagnóstico de gastritis no específica no corrosiva, se basa en la
evaluación histológica de biopsia de mucosa. Los datos endoscópicos son
normales en muchos casos y no predicen de manera confiable la presencia
de inflamación histológica. Los principales tipos de gastritis no
corrosiva son los causados por infección de H pylori, los que se
relacionan con anemia perniciosa y gastritis linfocítica.
Por lo tanto siempre es bueno hacerle caso a los mensajes que el cuerpo
nos envía y no dejar pasar los síntomas y que con la cronicidad generen
un trastorno degenerativo a largo plazo. Y lo más importante es corregir
los hábitos de alimentación y de vida para evitar la degeneración de
nuestro cuerpo.
*Dra. Ana Cecilia
Becerril Sánchez Aldana