Funciones del hígado y las enfermedades que lo atacan, causas y tratamiento

Es un órgano complejo, que desempeña tareas vitales…

Por Ana Cecilia Becerril

Imagen cortesía de www.3dscience.comEl hígado y la vesícula biliar están situados en la parte anterior derecha del abdomen y están conectados entre si por conductos denominados vías biliares. A pesar de esta conexión y del hecho de que ambos desempeñan algunas funciones comunes, son en realidad órganos muy diferentes. 

El hígado, que tiene forma de cuña, es la fábrica de elementos químicos del organismo. Se trata de un órgano complejo que desempeña muchas funciones vitales, desde regular la cantidad de dichos elementos, hasta producir sustancias que intervienen en la coagulación de la sangre durante una hemorragia. Por otra parte, la vesícula biliar es una pequeña bolsa en forma de pera donde se almacena la bilis, una secreción hepática que facilita la digestión de los alimentos. 

El hígado es la víscera más voluminosa y en algunos aspectos, el órgano más complejo del cuerpo humano. Una de sus principales funciones es descomponer las sustancias toxicas absorbidas por el intestino o producidas en cualquier parte del organismo que elimina, como subproductos inocuos, por la bilis o la sangre.

Los subproductos vertidos en la bilis pasan al intestino y son expulsados del cuerpo en las deposiciones. Los riñones filtran los subproductos vertidos en la sangre que serán expulsados en la orina. 

El hígado produce casi la mitad del colesterol del organismo; el resto proviene de los alimentos. Un 80% del colesterol producido por el hígado se utiliza  para la formación de la bilis. 

El colesterol es una parte esencial de todas las membranas celulares y es necesario para la producción de ciertas hormonas, como los estrógenos, la testosterona y la adrenalina. Además, el hígado transforma las sustancias que contienen los alimentos digeridos en proteínas, grasas e hidratos de carbono. 

El azúcar se almacena en forma de glucógeno, que se descompone y pasa a la sangre en forma de glucosa si el organismo lo necesita, por ejemplo cuando disminuye el valor normal de glucosa en la sangre. 

Otra de las tareas del hígado es la de sintetizar varios compuestos importantes, especialmente las proteínas, que el organismo utiliza para realizar diferentes funciones. Entre estos compuestos figuran también las sustancias utilizadas en el proceso de coagulación de la sangre, que se denominan factores de coagulación.

El hígado recibe sangre tanto del intestino como del corazón. Pequeños capilares desembocan en la vena porta, la cual penetra en el hígado. Luego, la sangre circula a través de una red de pequeños canales internos, en el interior del hígado, donde se procesan los nutrientes digeridos y cualquier sustancia nociva. La arteria hepática lleva la sangre desde el corazón al hígado y aporta el oxigeno, el colesterol y otras sustancias que esta víscera procesa. Finalmente la sangre procedente del intestino y la que proviene del corazón se mezclan y circulan nuevamente de vuelta al corazón a través de la vena hepática. 

Las disfunciones del hígado se dividen en dos grupos

  1. las causadas por la disfunción de las propias células hepáticas, como la cirrosis o la hepatitis.
  2. las causadas por una obstrucción del flujo de bilis secretado por el hígado a través de las vías biliares, como cálculos biliares o cáncer.

La vesícula biliar es una pequeña bolsa de tejido muscular en la que se almacena la bilis, una secreción digestiva viscosa verde-amarillenta, producida por el hígado. La bilis sale del hígado a través de los conductos hepáticos, derechos e izquierdos, que se unen para formar el conducto hepático común. Luego, este conducto se une a otro, que viene de la vesícula biliar, denominado conducto cístico, para formar el conducto biliar común. Este se une al intestino en el esfínter de Oddi, unos centímetros por debajo del estomago. 

Casi la mitad de la bilis secretada entre las comidas llega hasta la vesícula biliar a través del conducto cístico; el resto pasa directamente al intestino delgado. Cuando una persona come, la vesícula biliar se contrae y vierte en el intestino la bilis almacenada de manera que se facilite la digestión de las grasas y de ciertas vitaminas. 

La bilis está compuesta de sales biliares, electrolitos y pigmentos biliares tales como la bilirrubina, el colesterol y otras grasas o lípidos; permite la eliminación de ciertos productos de desecho, en particular los pigmentos producidos por la destrucción de los glóbulos rojos y el exceso de colesterol, y contribuye a la digestión y a la absorción de las grasas. Las sales biliares aumentan la solubilidad del colesterol, de las grasas y de las vitaminas solubles para facilitar su absorción por el intestino. 

La hemoglobina producida en la destrucción de los glóbulos rojos se convierte en bilirrubina, que es el principal pigmento de la bilis y pasa a esta como un producto de desecho. 

En la bilis se secretan también algunas proteínas que tienen un importante papel en la función biliar. Los cálculos biliares pueden obstruir la salida de la bilis desde la vesícula biliar, causando dolor o cólico biliar o la inflamación de la vesícula biliar o colecistitis. Estos cálculos también pueden pasar de la vesícula al conducto biliar y causar ictericia (coloración amarilla de la piel) bloqueando el flujo normal de la bilis hacia el intestino. 

Los tumores y otras causas menos frecuentes pueden igualmente obstruir el flujo normal de la bilis. 

Se pueden realizar varios exámenes para determinar las posibles alteraciones del hígado y de la vesícula y vías biliares. Entre los más importantes están los exámenes de sangre conocidos como pruebas de función hepática. 

Según el problema que posiblemente tiene el paciente, el médico también puede ordenar exámenes de imágenes, como ecografía, tomografía, resonancia, etc. También es posible obtener una muestra de tejido hepático para examen al microscopio o biopsia. 

Las enfermedades hepáticas pueden manifestarse de formas muy diversas. Los síntomas particularmente importantes incluyen la ictericia, la colestasis, el aumento de volumen del hígado, la hipertensión portal, la ascitis, la encefalopatía hepática y la insuficiencia hepática. Para diagnosticar una enfermedad hepática, el medico toma en cuenta la descripción que el paciente hace de sus síntomas y realiza una exploración física, complementando con estudios de laboratorio y gabinete. 

Principales síntomas hepáticos

  • ictericia
  • hígado aumentado de tamaño (hepatomegalia)
  • liquido en el abdomen o ascitis
  • confusión provocada por encefalopatía
  • hemorragia causada por rotura de varices esofágicas o gastrointestinales
  • hipertensión portal
  • Piel    
    • Vasos sanguíneos aracniformes
    • Palmas enrojecidas
    • Manchas cutáneas
    • Prurito o comezón
  • Sangre

    • Disminución del número de glóbulos rojos o anemia

    • Disminución del número de leucocitos o leucopenia

    • Disminución del número de plaquetas o trombocitopenia

    • Tendencia a sangrar o coagulopatía

  • Hormonas

  • Valores altos de insulina pero escasa reacción a esta

  • Interrupción de la menstruación y disminución de la fertilidad en las mujeres

  • Impotencia y feminización en el hombre

  • Corazón y vasos sanguíneos

    • Aumento de la frecuencia cardiaca y de la cantidad de sangre expulsada

    • Baja presión arterial o hipotensión

  • General

    • Fatiga

    • Debilidad

    • Perdida de peso

    • Inapetencia

    • Náuseas

    • Fiebre 

El hígado graso, la hepatitis alcohólica, la cirrosis, la cirrosis biliar primaria, la colangitis esclerosante primaria, déficit de alfa1-antitripsina, trastornos vasculares del hígado, tumores hepáticos benignos o malignos o cancerosos, pueden resultar de una lesión del hígado. 

Muchos factores pueden producir una lesión en el hígado, pero en algunas de estas enfermedades se desconoce el origen de la lesión. 

El pronóstico y tratamiento de la enfermedad depende del diagnóstico precoz e impedir la lesión celular para evitar llegar al trasplante de hígado. 

En el caso de la vesícula biliar las alteraciones mas frecuentes son los cálculos, cuyo tratamiento en la mayoría de los casos es la extirpación de la vesícula, si no hay sintomatología entonces no requiere de tratamiento.

*Dra. Ana Cecilia Becerril Sánchez Aldana
Médicina General y Medicina Estética
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