Daños en el intestino,
la enfermedad de Crohn

La enfermedad de Crohn puede aparecer a partir de los 14 años

Por Ana Cecilia Becerril* 

Las enfermedades inflamatorias del intestino son trastornos crónicos en los que se inflama el intestino, ocasionalmente a menudo retortijones abdominales recurrentes y diarrea. 

Los dos tipos de enfermedad inflamatoria del intestino son la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa, que tienen muchas similitudes, siendo a veces difícil de distinguir una de otra. No se conoce la causa de estas enfermedades. 

La enfermedad de Crohn (también conocida como, enteritis regional, ileitis granulomatosa, ileocolitis) es una inflamación crónica de la pared intestinal. 

Típicamente la enfermedad afecta a todo el grosor de la pared intestinal. Lo más habitual es que se manifieste en la porción mas baja del intestino delgado (ileon) y el intestino grueso, pero puede ocurrir en cualquier tramo del tracto gastrointestinal desde la boca hasta el ano, incluso en la piel alrededor de este.  

En las ultimas décadas, la incidencia de la enfermedad ha aumentado tanto en los países occidentales como en los países en vía de desarrollo. Ocurre en igual proporción en ambos sexos, es más común entre los judíos y tienen a darse en familias con historia de colitis ulcerosa. Casi todos los casos se presentan antes de los 30 años, pero la mayoría comienza entre los 14 y 24 años.  

En cada individuo, la enfermedad afecta un área especifica del intestino, a veces dejando áreas normales (áreas intercaladas) entre las zonas afectadas.  

En alrededor del 35% de los que padecen la enfermedad de Crohn, sólo se afecta el ileon. En el 20% sólo se afecta el intestino grueso y en el 45% restante se afectan tanto el ileon como el intestino grueso.  

La causa de la enfermedad de Crohn es desconocida. Las investigaciones se han centrado en tres posibilidades principales; una disfunción del sistema inmunitario, una infección y la dieta.  

Los primeros síntomas más característicos de la enfermedad de Crohn consisten en diarrea crónica, dolor abdominal de tipo retortijones, fiebre, perdida del apetito y perdida de peso. El médico puede sentir a la palpación un bulto o una sensación de plenitud en la parte baja del abdomen, la mayoría de las veces en el lado derecho.  

Las frecuentes complicaciones de la inflamación incluyen el desarrollo de una obstrucción intestinal, canales de comunicación anormal (fístulas) y abscesos (bolsas de infección llenas de pus). Las fístulas se pueden desarrollar entre dos porciones diferentes del intestino. También pueden comunicar el intestino y la vejiga urinaria o el intestino y la superficie de la piel, especialmente alrededor del ano. 

La perforación del intestino delgado es una complicación rara. Cuando el intestino grueso resulta afectado por la enfermedad de Crohn, generalmente se presenta una hemorragia rectal. Al cabo de muchos años se incrementa el riesgo de cáncer de colon.  

La enfermedad de Crohn se asocia con ciertos trastornos que afectan a otras partes del cuerpo como cálculos biliares, una inadecuada absorción de nutrientes y depósitos amiloides (amiloidosis). Cuando la enfermedad de Crohn causa una reactivación de los síntomas gastrointestinales, el paciente puede también experimentar inflamación de las articulaciones (artritis), inflamación del blanco de los ojos (episcleritis), llagas en la boca (estomatitis aftosa), nódulos cutáneos dolorosos en brazos y piernas (eritema  nodoso) y ulceras en la piel de color parduzco que contienen pus (pioderma gangrenoso). Incluso cuando la enfermedad de Crohn no está causando una reactivación de los síntomas gastrointestinales, el enfermo todavía puede experimentar inflamación de la columna vertebral (espondilitis anquilosante), inflamación de las articulaciones de la pelvis (sacroilitis), inflamación dentro de los ojos (uveítis) e inflamación de los conductos biliares (colangitis esclerosante primaria). 

Algunas personas se recuperan completamente después de haber presentado un solo ataque que haya afectado al intestino delgado. Sin embargo, la enfermedad generalmente se reactiva a intervalos regulares a lo largo de toda la vida.

Estas reactivaciones pueden ser leves o graves, breves o prolongadas. Se desconoce por qué los síntomas aparecen y desaparecen y que es lo que desencadena nuevos episodios o determina su gravedad. La inflamación tiende a recurrir en la misma área intestinal previamente afectada, pero si esta ha sido extirpada quirúrgicamente, puede extenderse a otras áreas. 

El médico puede sospechar una enfermedad de Crohn en cualquier persona que presente dolor abdominal de tipo cólico y diarrea recurrente, particularmente si presenta también inflamaciones articulares, oculares y cutáneas. Ninguna prueba de laboratorio identifica específicamente la enfermedad.  

No existe tratamiento curativo para la enfermedad de Crohn, aunque muchos tratamientos reducen la inflamación y alivian los síntomas.  

Los retortijones y la diarrea pueden aliviarse con fármacos anticolinergicos y la recomendación de fibra en la dieta, ayuda a que las heces sean mas blandas y alivien la irritación anal.  

A menudo se recomiendan antibióticos de amplio espectro que son eficaces contra los diversos tipos de bacterias que pueden afectar el intestino.  

Los medicamentos que modulan las acciones del sistema inmunitario son eficaces para la enfermedad que no responde a otros fármacos y son especialmente útiles para mantener largos periodos de remisión.  

Esto mejora significativamente las condiciones generales de la persona, disminuye la necesidad de corticoesteroides y suele curar las fístulas. Sin embargo estos fármacos, a menudo son ineficaces una vez pasados tres o seis meses y pueden tener efectos secundarios potencialmente graves. Por lo tanto el médico controla estrechamente, a la persona que los toma en busca de alergias, inflamación del páncreas y una disminución del recuentro de glóbulos blancos.  

Para identificar los patrones clínicos de la enfermedad de Crohn hay que buscar los siguientes síntomas:  

  • Inflamación con dolor espontáneo y al tacto, en la parte inferior derecha del abdomen.  

  • Obstrucciones intestinales agudas recurrentes que causan espasmos intensamente dolorosos de la pared intestinal, distensión del abdomen, estreñimiento y vómitos.  

  • Inflamación y obstrucción intestinal parcial crónica que provocan desnutrición y debilidad crónica.  

  • Trayectos anormales (fístulas) y bolsas de pus (abscesos) que a menudo causan fiebre, masas dolorosas en el abdomen y perdida de peso importante.

  •  Dra. Ana Cecilia Becerril Sánchez Aldana
    Médico Cirujano,
    especialista en Medicina Estética
    curriculum

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