Esta enfermedad afecta más a mujeres que a hombres entre los 25 y 45 años.


Escrito para Fitness por Ana Cecilia Becerril

Las articulaciones más frecuentemente afectadas al inicio del padecimiento son las pequeñas articulaciones de las manos y los pies. La artritis reumatoide es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta predominantemente a las articulaciones sinoviales, de evolución generalmente progresiva y de etiología desconocida.

Se caracteriza por presentarse más frecuentemente entre las mujeres que en los hombres y el inicio del padecimiento presenta una incidencia máxima entre los 25 y los 45 años, aunque puede comenzar a cualquier edad.

En la actualidad todas las pruebas apuntan a favor de factores inmunológicos, los causantes de esta enfermedad.

La artritis presenta diferentes patrones de inicio:

Inicio insidioso: suele comenzar con diferentes síntomas como cansancio, falta de apetito, debilidad, asociados a dolor muscular y de huesos generalizado, que en su inicio no puede ser localizado con precisión a las articulaciones; los síntomas articulares aparecen después de algunas semanas o meses.

Inicio intermitente: en ocasiones se presentan episodios remitentes de afección articular antes del desarrollo de una artritis persistente.

Inicio agudo: aproximadamente en el 8 al 15% de los casos el comienzo es brusco, con una rápida instalación de la inflamación articular.

La afección de las articulaciones se manifiesta clínicamente por dolor, rigidez, limitación de la movilidad y la presencia de signos inflamatorios como hinchazón, calor, eritema e hipersensibilidad. Es típica la rigidez matutina con una duración de más de 30 minutos y que el paciente refiere como entumecimiento al despertar e iniciar sus actividades cotidianas.

La Artritis Reumatoide puede afectar cualquier articulación sinovial; sin embargo las articulaciones más frecuentemente afectadas al inicio del padecimiento son las pequeñas articulaciones de las manos y los pies, en general, la distribución articular de las anormalidades es bilateral y simétrica, al ir estableciéndose la enfermedad, el proceso inflamatorio afecta las rodillas, los codos, las articulaciones coxofemorales, los tobillos, los hombros, etc.

Las manifestaciones articulares a medida que progresa la enfermedad se van desarrollando deformidades, a nivel de la articulación afectada lo cual va a ir provocando incapacidad progresiva de esta articulación hasta su total atrofia.

Desafortunadamente para los pacientes que padecen artritis reumatoide, las anormalidades no se circunscriben a las articulaciones y a los elementos de sostén de las mismas, existen una serie de alteraciones multisistémicas, algunas de ellas bastante frecuentes, en ocasiones dominan el cuadro y pueden comprometer seriamente la función de un órgano o sistema, en otras, suelen pasar inadvertidas y tienen poca repercusión clínica.

Dentro de estas afecciones sólo se mencionarán para su reconocimiento a los nódulos reumatoides, manifestaciones oftalmológicas, síndrome de Felty, manifestaciones cardiacas, manifestaciones pleuropulmonares, vasculitis e infecciones sistémicas.

La Artritis Reumatoide puede verse complicada con osteoporosis, y el origen de este puede ser debido a muchos factores: la inmovilización, el empleo de esteroides, el propio estado hipercatabólico secundario al proceso inflamatorio crónico, la menopausia, etc.

No es posible tampoco el predecir con exactitud la evolución que seguirá un enfermo con AR. Un 15% podrán presentar artritis de corta evolución que remitirá espontáneamente, sin dejar secuelas, muchos de estos nunca acudirán al médico. Por otro lado un 25% podrán tener un tiempo más prolongado la enfermedad y podrá dejar secuelas leves. En la mayor parte de los casos la artritis tendrá una actividad persistente con exacerbaciones y remisiones, conducirá al desarrollo de deformidades e incapacidad funcional. En la minoría de los casos, aproximadamente un 10% presentará un cuadro progresivo, con muy poca respuesta al tratamiento y llevará al paciente a un grado de invalidez, requiriendo de asistencia de otra persona para su arreglo personal y en el desarrollo de funciones elementales, o bien estará confinado a una silla de ruedas.

Se puede diagnosticar la AR mediante exámenes de laboratorio en busca del factor reumatoide, pero al inicio del padecimiento este factor se puede presentar negativo y al progresar la enfermedad, la prueba se hará positiva, aunque esta prueba no es específica para AR.

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