Lo que
debes saber
sobre la depilación con láser
(segunda parte)
Aspectos
del pelo de interés en depilación
Para
la depilación con láser debernos definir cual es nuestro objetivo. Si
deseamos una depilación definitiva o de larga duración, deberemos actuar
sobre el folículo piloso destruyendo el bulbo, o, más concretamente, las
células que dan origen al pelo.
Para
ello nos basaremos en el hecho de que toda esta zona tiene gran cantidad
de melanina, mientras que la piel tiene una menor cantidad de pigmento melánico.
Por ello el láser es absorbido muy selectivamente por la melanina, y en
cambio muy poco por el resto de los componentes de la piel.
El
láser debe penetrar suficiente para poder actuar con eficacia. No todos
los láseres que se utilizan en depilación tienen la misma penetración;
depende, como hemos dicho, de la naturaleza de la radiación que producen.
Lo importante para nosotros es que cuando el láser incide con el blanco
(la melanina) su energía se absorbe y se transforma en calor.
Como
en toda aplicación local de calor al organismo, inmediatamente se produce
la disipación de este calor por las distintas estructuras orgánicas, y
por ello, un enfriamiento hasta alcanzar la temperatura corporal.
La
finalidad de la depilación por Láser consiste en alcanzar en la zona
blanco la temperatura necesaria para destruir las células matriciales del
folículo pilo sebáceo. Esta temperatura está en torno a los 70~80
grados.
El
problema consiste en conseguir puntualmente esta temperatura mediante el Láser.
Efectos del calor puntual en el
organismo
Si
en una zona puntual del organismo aplicamos calor, los efectos varían según
la temperatura alcanzada.
-
hasta
los 45º se produce una vaso dilatación
-
hacia
los 50° se afecta el metabolismo enzimático celular, aunque las células
se conserven;
-
hacia
los 60º hay problemas de funcionamiento de la membrana celular, se
desnaturalizan las proteínas y la célula muere.
-
hacia
los 70º hay una desnaturalización total del colágeno, y
-
hacia
los 80º hay necrosis de coagulación
-
si
se alcanzan los 100º, como ocurre en el bisturí eléctrico, no solo
hay necrosis, sino vaporización celular.
Por
lo tanto, para conseguir la depilación necesitamos alcanzar una
temperatura de unos 70~80º a nivel del bulbo pilo sebáceo. Para ello
debemos recordar un concepto importante antes enunciado, el de la
disipación del calor.
Con
el impacto de radiación láser se absorbe la energía y se produce calor,
que según la temperatura alcanzada producirá el efecto biológico
indicado en la relación anterior. Pero, inmediatamente, este calor se
disipa. La disipación se realiza de distinta forma en las diversas
estructuras: más lentamente en la piel y más rápidamente en el folículo.
Como la irradiación de ambas estructuras se realiza a la vez, es
importante distinguir estos dos comportamientos.
Ante un impacto de Láser:
-
la piel se calienta menos y tarda más tiempo en enfriarse;
-
el bulbo absorbe más radiación Láser, se calienta más,
y tarda más tiempo en enfriarse.
Este
efecto se puede cuantificar mediante el concepto de TRT (Thermal Relaxation
Time, o tiempo de relajación térmico), tiempo en que el tejido de que se
trate ha eliminado la mitad de la energía calorífica producida por el
impacto láser. Este tiempo es, para la epidermis en general, de 8 a 10
milisegundos, y para el folículo pilo sebáceo, de 20 a 60 milisegundos.
Si
aplicamos un impacto de suficiente energía, con un solo disparo se puede
destruir el bulbo, pero también se calienta la epidermis, según la
cantidad de melanina que presente.
El objetivo de la depilación estriba en disponer de una
unidad láser lo suficientemente potente para, con un impacto, conseguir
la destrucción del folículo, afectando al mínimo la piel.
Pero
si con un solo impacto de láser no se puede conseguir la depilación,
podemos utilizar una serie de impactos aplicados con un intervalo bien
estudiado. Con el primer impacto, la piel se calienta poco y disipa el
calor rápidamente; el bulbo se caliente más y tarda más tiempo en
disipar el calor.
Si
aplicamos otro impacto en un momento en que la piel casi ha disipado todo
el calor producido (por su mayor velocidad de disipación) y el bulbo solo
ha disminuido muy poco su temperatura, conseguiremos que el bulbo aumente
aún más su temperatura mientras que la piel sólo la aumenta mínimamente.
De
esta forma, al actuar sucesivamente disparo a disparo (hasta tres, cuatro,
cinco) con el intervalo apropiado, conseguimos que el bulbo alcance la
temperatura deseada para su destrucción con una mínima afectación de la
piel.
La depilación láser en la práctica
El
pelo tiene distinto grosor según las zonas, y entonces debemos variar la
energía necesaria para su destrucción. Además, el pelo presenta
notables diferencias de color.
Lo
ideal para la depilación láser sería que fuera negro intenso, pero
encontramos pelos canosos, castaños, rubios, etc. Y también importa el
color de la piel, según expresan los diferentes fototipos.
Para la depilación láser es también muy importante la
profundidad del folículo, que varía según zonas anatómicas y características
personales.
Esto
es de interés porque el láser solo alcanza con eficacia una profundidad
determinada, que depende de su naturaleza y su potencia.
Finalmente,
importa tener en cuenta la fase de crecimiento en que se encuentre el
pelo. El láser actúa muy positivamente en la fase anágena, mientras que
los bulbos situados en fase telógena o catágena serán muy poco
afectados por la radiación láser.
El
pelo está compuesto de: raíz, tallo, bulbo, glándula sebácea, músculo
pilo erector, papila dérmica y la protuberancia que contiene las células
sobre las cuales queremos actuar. Podemos dividir la vida del pelo en tres
fases:
-
Fase
Anágena: es la fase de crecimiento
-
Fase
Catágena: es la fase de distribución del foliculo
-
Fase
Telógena: es la fase de reposo
¡No
te pierdas la tercera entrega, la próxima semana!
tercera
parte
Dra. Ana Cecilia
Becerril Sánchez Aldana
Médico
Cirujano,
especialista
en Medicina Estética
curriculum
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