Cuadro básico de
vacunación infantil
No hay razón para que tu
hijo(a) contraiga una enfermedad que se puede prevenir...
Por Ana Cecilia Becerril*
Para
comprender la importancia y la acción de las vacunas, es necesario
entender primero el significado del término INMUNIDAD, que es la
interacción que se establece entre un huésped y el agente infeccioso. La
inmunidad que resulta posterior a la vacunación, adquirida en forma
artificial le evita a los niños riesgos para la salud que resultarían
del contacto natural y en algunos casos protección que no podría
adquirir de otra manera.
Las
vacunas son preparaciones inmunogénicas que se obtienen a partir de
agentes infecciosos y que son capaces de inducir una respuesta de protección
en el individuo que es inoculado.
Así
pues, las vacunas son sustancias que al ser introducidas al cuerpo humano
producen los anticuerpos necesarios contra una determinada infección.
La
inmunización activa contra enfermedades infecciosas es consecutiva a la
inoculación de antígenos bacterianos, virales y parasitarios, sean vivos
atenuados, o con microorganismos completos inactivados o porciones o
productos de los mismos.
Estas
sustancias son manipuladas con la finalidad de que no sean capaces de
producir patologías, pero que sí sirvan para que nuestro cuerpo pueda
reconocer y neutralizar la agresión de los agentes infecciosos.
Se
están desarrollando y estudiando nuevas vacunas y se introducen periódicamente
al mercado de la salud.
La
inmunización pasiva, en forma de gammaglobulina intravenosa o como una de
varias inmunoglobulinas o suero animal inmune específicos, proporciona
protección temporal contra infecciones o enfermedades.
También
existen los virus o bacterias “sintéticas”, que son microorganismos
artificiales que se desempeñan igual que los biológicos.
Los
esquemas de vacunación cambian de un país a otro, ya que los
padecimientos predominantes son distintos en cada lugar.
Si
tu hijo no recibió sus vacunas en el tiempo que indica el calendario de
vacunación, se le puede aplicar un calendario acelerado que subsana esta
deficiencia con la finalidad de que rápidamente se le inmunice.
Dependiendo de la edad, se administran las vacunas; no todas, pues algunas
no pueden ser aplicadas a mayores de 2 años, como la de las paperas, así
como tampoco a niños mayores de 6 años, como la de difteria tipo
infantil.
Si se interrumpe el ciclo de vacunaciones, no es necesario volver a
empezar, pero sí es importante terminarlo. Es responsabilidad de los
padres aplicarlas en el tiempo sugerido y no existe justificación para
que un niño padezca una enfermedad si se puede evitar.
En
México se aplican vacunas para las siguientes enfermedades:
-
Difteria,
Tétanos, Tosferina
-
Hepatitis
B
-
Poliomelitis
-
Haemophilius
Influenzae tipo b
-
Sarampión
-
Paperas
-
Rubéola
-
Varicela
-
Tuberculosis
(prueba o vacuna, según criterio del pediatra)
Dado
que las vacunas generan una infección menor al entrar al cuerpo, provocan
algunas reacciones molestas que dependen de las sustancias que se
aplicaron. Las de carácter leve son: fiebre, malestar general,
enrojecimiento y dolor en el área donde fue aplicada. Éstas suelen
desaparecer 24 o 48 horas después de la aplicación de la inyección.
Para bajar la temperatura, puedes dar a tu hijo aspirinas o paracetamol y
baños de agua templada, pero el asesor indicado para que ingiera
medicinas es su pediatra.
Otras vacunas, como la D.P.T., pueden llegar a provocar fiebres muy
elevadas y mucho malestar.
Por
regla general, no se debe vacunar a los niños que padezcan alguna
enfermedad con fiebre superior a 38°C, a los que recientemente hayan sido
sometidos a una transfusión y a los que tengan antecedentes alérgicos
con algún componente de otra vacuna.
Vacunas:
*Dra. Ana Cecilia
Becerril Sánchez Aldana
Médicina
General y
Medicina Estética
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