El Sistema Respiratorio
(tercera de tres partes)

El cigarro es causante de cáncer, cuida tu cuerpo, tal vez todavía estás a tiempo... 

Por Ana Cecilia Becerril*

Respiración: inspiración y espiración

Inspiración

Al inspirar y espirar realizamos ligeros movimientos que hacen que los pulmones se expandan y el aire entre en ellos mediante el tracto respiratorio.

El diafragma -que también interviene en este proceso- hace que el toráx aumente su tamaño, y es ahí cuando los pulmones se inflan realmente. En este momento, las costillas se levantan y se separan entre sí. Esto es la inspiración.

Espiración

Por el contrario, en la espiración, el diafragma sube, presionando los pulmones y haciéndoles expulsar el aire por las vías respiratorias. Aquí,
las costillas descienden y quedan menos separadas entre sí y el volumen del tórax disminuye.

Infecciones respiratorias

Cada vez que respiras estás renovando el aire de los 80 metros cuadrados de superficie que tienen los pulmones. Diariamente respiramos entre 14 y 18 kilos de aire, que muchas veces está lleno de partículas nocivas y contaminantes, virus y microbios que entran con el aire a los pulmones. 

 

Es por esto que las enfermedades más comunes son las respiratorias, lo que se comprueba cada invierno, cuando se ven los hospitales colapsados por la gran cantidad de gente que asiste por algún problema respiratorio, especialmente niños, que son los más afectados.

Incluso, y aunque te parezca extraño, si respiras por la boca tienes más posibilidades de enfermarte, porque esta es un pésimo filtro: muchas partículas que por la nariz no entrarían, llegarán por esta vía a tus pulmones.

 

Algunas de las enfermedades más comunes del sistema respiratorio son:

Resfrío común: un conjunto de enfermedades

El resfrío no es una enfermedad como tal, sino un grupo de enfermedades menores provocadas por cualquiera de los 200 virus distintos causantes del resfrío. Normalmente, un resfriado común se limita a afectar la nariz y la garganta, pero hay veces en que incluso pueden llegar a afectar la laringe, lo que se conoce como laringitis.

En general, el resfrío puede afectar casi cualquier parte de tu sistema respiratorio. Cuando estornudas o produces mocos, significa que el tracto respiratorio superior está afectado. La infección puede irritar la tráquea, produciendo tos, y la laringe, provocándote ronquera y disfonía. Cuando son los bronquios los que se ven afectados por esta enfermedad, estamos frente a una bronquitis aguda.

Rinitis alérgica: el mal de la primavera

Cuando llega septiembre y empiezan a florecer los árboles, mucha gente se ve afectada por una alergia que no la deja respirar bien, le produce congestión y estornudos. Es lo que se conoce como rinitis alérgica, una enfermedad muy parecida al asma. 

Esta alergia es consecuencia de una sustancia disuelta en el aire que causa hipersensibilidad. Se manifiesta en los ojos, nariz y garganta. Esto sucede por la exposición al elemento que te produce irritación, que está disuelto en el aire, lo que provoca una descarga de histamina (producto químico del cuerpo); además, causa inflamación y secreción en las células de las mucosas de la nariz, en los párpados y en la capa superficial de los ojos.

Sinusitis: dolor de cabeza constante

Esta enfermedad se produce cuando se inflaman las membranas mucosas de los senos perinasales. Los senos son cavidades aéreas en los huecos craneales, tapizadas de mucosidades, que se comunican con la cavidad nasal. La sinusitis suele producirse después de una infección bacteriana o vírica. Los senos más susceptibles son los frontales y los maxilares (en la frente y las mejillas, respectivamente). 

 

Los organismos causantes provienen de la nariz, generalmente después de un resfrío que se complica con una infección secundaria provocada por bacterias. Los síntomas son, generalmente: aumento de la mucosidad verdosa, lo que provoca una obstrucción en las vías respiratorias; la nariz se torna aún más obturada; la respiración tendrá que hacerse por la boca; la conversación se hará gangosa y proviene un decaimiento general, además de un dolor de cabeza constante sobre los ojos. Si los afectados son los senos maxilares, el dolor se sentirá en una o las dos mejillas, y una especie de dolor de muela en la mandíbula superior.

Asma: esclavos de un inhalador

Esta es una enfermedad de larga duración, que se caracteriza por una dificultad ocasional para respirar normalmente a causa de la obstrucción de los bronquios y los bronquiolos, por la contracción de los músculos de sus paredes.

 

A diferencia de la bronquitis -que es constante-, los ataques de asma van y vienen, con variaciones en el grado de obstrucción. Por lo común, esta enfermedad aparece en la infancia o en la adolescencia, aunque muchas veces puede no manifestarse hasta la edad adulta.

Durante un ataque asmático, ayuda bastante sentarse con los codos apoyados en el respaldo de una silla, ya que así se levanta y estabiliza la parte superior de la caja torácica, permitiendo que los músculos del tórax expulsen el aire con mayor eficacia.

Neumonía

Es el proceso infeccioso, bacteriano o viral, que afecta directamente el parénquima (tejido) pulmonar. Si el compromiso es múltiple, hablamos de bronconeumonia, que incluso puede acompañarse de derrame pleural, si es que hubiese compromiso de la pleura. La neumonia generalmente se presenta con fiebre alta (sobre 38.5), tos con espectoración mucopurulenta, dolor en el hemitórax afectado y dificultad respiratoria.

Cáncer al pulmón: el humo que mata

El cigarro, o el humo de éste, es responsable de casi el 90 por ciento de los casos de cáncer de pulmón. Antiguamente, esta enfermedad era mucho más frecuente en hombres que en mujeres, por el solo hecho de que en la mitad del siglo 20 fumaban más varones que mujeres. Otras causas son: el polvo del carbón, el asbesto y el gas radón, siendo más común en las zonas industriales que en las rurales.


Cualquier irritante que el cuerpo inhale puede estimular el crecimiento de células anormales en los pulmones, pero es sin duda el humo del tabaco el que más afecta, ya que contiene miles de sustancias carcinógenas (causantes del cáncer) conocidas. 

 
Cada pulmón contiene unos 300 millones de sacos de aire o alvéolos. Las sustancias carcinógenas del humo del tabaco, y notablemente el alquitrán, pueden pasar de aquí al torrente sanguíneo.

El primer síntoma del cáncer de pulmón puede darse por una tos persistente. A veces se pasa por alto, ya que la mayoría de la gente que desarrolla esta enfermedad es fumadora, por lo que la tos es algo de cada día.

Otro síntoma importante es el esputo de sangre; es decir, escupir sangre (hemóptisis), además de una respiración con silbido, ronquera persistente, dolor de cabeza y de pecho. Estos son básicamente los síntomas de la formación de un tumor. Por otra parte, cuando el cáncer ha hecho metástasis (se extiende) a otras partes del cuerpo, causa diversos síntomas. En los huesos puede provocar dolor y fracturas; en el cerebro produce parálisis y confusión; y en el hígado, náuseas y pérdida de peso.

Cáncer de pulmón: el daño del tabaco

Aunque te parezca increíble, el tabaco de un cigarrillo es una compleja mezcla de más de tres mil sustancias diferentes, más el alquitrán, que es un carcinógeno muy poderoso.

Entre los factores que influyen en la formación de un cáncer de este tipo se incluyen el número de cigarros que una persona fuma al día, su contenido de alquitrán, el número de años que se ha fumado y la profundidad de cada inhalación.

Las células columnares rematadas por los cilios se preocupan de recubrir los bronquios sanos. Bajo esta capa están las células basales, que se dividen para sustituir a las células dañadas

Después de varios años, las células dañadas por el humo se aplanan y se vuelven escamosas. Además, pierden sus cilios.

Las células basales comienzan a multiplicarse rápidamente en un intento por sustituir a las células escamosas dañadas, pero muchas veces se convierten en cancerosas.

Las células cancerosas sustituyen a las sanas. Si logran traspasar la membrana inferior, pueden desarrollar metástasis en otras partes del cuerpo.

primera parte

*Dra. Ana Cecilia Becerril Sánchez Aldana
Médicina General y Medicina Estética
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Sitio elaborado en colaboración con mca.virtual, s.a. de c.v.
México, 1999-2000

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